Suegra jariosa

 

Suegra jariosa


Pues llegué de trabajar de la guardia nocturna un poco cansado, llegué al cuarto donde duermen mis hijos y aún se encontraban profundamente dormidos, mi esposa ya se había ido a trabajar y me esperaba la cama para mi sólo, me empecé a quitar la ropa para bañarme y justo cuando me dirigía al baño mi suegra, se acababa de bañar, iba envuelta en una toalla solamente que dibujaba sus formas regulares de mujer (no tenía buen cuerpo, ni se le acercaba) pero el hecho de la cercanía y el pensar hacerla mía siempre había sido una obsesión aunque nunca había intentado algo con ella siempre imaginé que de sólo decidirlo podría llegar a algo con ella:



- Buenos días Alex

- Buenos días señora, hace frío no?

- Si un poco, me voy a bañar y a dormir

- Te fue bien?

- Si gracias, cansado, pero bien.

- Que bueno bañate y descansa.

- Y solo, Karime ya se fue...

Si he de ser honesto ese día había regresado un poco caliente, hacía días que no le hacía el amor a mi esposa, y aunque no lo había pensado, ver a mi suegra envuelta en toalla y yo encontrarla así me prendió bastante

- Vale, al ratito nos vemos...

Me bañé pero ya la traía durísima, podría haber optado por hacerme una chaqueta para bajarme la calentura, pero no se que presentí (o quise presentir) que ocurriría saliendo del baño.

Y si, justo al salir mi suegra solamente estaba en bata sin bra y transparentosa, supuestamente había ido a echar ropa a la lavadora, pero enseguida me vio se tapó los pechos con la mano, iba a pasar a mi habitación pero sentí su mirada, volteé y trató de desviarla, pero no pudo evitar que me diera cuenta.

Se fue a su habitación un tanto contrariada y me decidí a seguirla, justo antes de que cerrara la puerta la detuve con la mano (yo aún en toalla) y me dijo "Qué haces?".

- Nada, no sé.

- Espérate.

Me metí por completo al cuarto aprovechando que los niños aún dormían y cerré la puerta con seguro - Que haces?. Me dijo.

- Nada

Y empecé a acariciar su pezón erecto sobre su misma bata, soltó un ligero gemido, el hecho de saber que podría tomar a la mamá de mi esposa me hacía sentir muy fuerte, muy poderoso, y más que ella no estaba poniendo ninguna resistencia, lo que significaba que en algún momento pensó en mi como hombre.

Le hice la tira de su delgada bata hacia un lado y comencé a lamer su pezón, ya no había oposición de nada, dirigí mis dedos hacia su vagina, la cual encontré peluda, pero bien acomodada, ya al momento de abrir con mis dedos su vulva me percaté que ya estaba lista para ser penetrada.

Realmente no hubo mucho previo, era algo muy prohibido que tenía que hacerse con cierta prisa, ya sea para que los niños no se fueran a despertar o para terminando reflexionar sobre lo mal que se había hecho

Con una mano le bajé los calzones y elle me ayudó levantando las piernas para quitarlo completamente, le abrí las piernas y me dirigí a pasarle la lengua entre los labios, la vulva y el clítoris, me detuvo la cabeza con pena, pero le quité las manos con fuerza y lo hice, fue algo rápido, pues me gusta penetrar cuando no hay tanta humedad, para sentir así el roce más vivido de la penetración misma.

Enseguida me levanté, le abrí las piernas y dirigí mi ya duro miembro a la entrada de su vagina, antes le pasé el glande jugando con su clítoris, ella emitía pequeños gemiditos, cuidando no hacer algún ruido por si alguien escuchaba, pero estaba tan ansiosa que no permitió que siguiera sobando su clítoris con mi glande y lo dirigió a la entrada de su vagina.

Continuará


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