París
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A mis dieciseis apareció ella, quinceañera de mirada inocente con doble vida en un pueblo pequeño, su nombre oculto... París.

Hace algunos años en la época de la juventud pasé el verano en la ciudad de mis abuelos. Alegre de visitar a la familia y a mis primos mayores, recibí muchos halagos por parte de mis tías que tenía años sin ver, desde que era niño realmente.
¡Qué grande te haz puesto! Ya con novia de seguro, bromeaba una de ellas. Mi físico en esa época era un poco más desarrollado, al realizar ejercicio mis músculos estaban más duros que los otros chicos de mi edad que jugaban a ser mayores. Mi estilo rebelde y algo punk para finales de los 90s era el pan de cada día, el cabello con mucho gel y de "picos" como llamaba mi madre.
Al tener un mes y medio de vacaciones y sin la supervisión de mis padres comencé a salir a fiestas de amigos de mis primos y comencé a tener amistades nuevas. En una fiesta de cumpleaños de la hermanita de uno de ellos, fue que vi a una chica muy linda, tenía 15 años pero la naturaleza fue buena y le dió un par de senos de pezón rosado, de curvas marcadas en la cadera y espalda asqueada. Su pubis era más abultado que el de las demás chicas, honestamente pensé que era un pene el que se le marcaba aunque después descubrí que era el clítoris. Me faltaba mucho que aprender.
La miraba como un estúpido desde la alberca. Natalia era su nombre y su familia le decía Natts, supongo por decision de ella. Un cabello cafe largo y un poco desaliñado, los labios marcados y finos eso si de un rojo carmesí y los ojos miel detrás de unos lentes rosados. De piel blanca con tonos perla y unas pecas en su rostro y hombros. ¿Quién iba a pensar que esa chiquita era la pura de muchos de los presentes? ¿Cuantos la habrían penetrado antes por todos sus orificios y llenado sus jugosos labios con la leche que rogaba con tanto deseo?
Pasamos al pastel y me coloqué junto a ella, para por accidente hacerle plática. Mientras cantaban las mañanitas y soplaba a un pastel de la Sirenita de Disney, le pregunté si le gustaban las princesas. Debí haber parecido un idiota ante sus ojos, sólo río y sonrío mientras me saludaba. "No me gustan las princesas, prefiero mejor los vengaboys" y así comenzamos una plática muy inocente sobre música electrónica. Me pasó el número de su abuelita, pues también era de otra ciudad.
Pasaron los días y pensaba en llamarle para salir pues total, hasta que conseguí un disco de los vengaboys pirata le llamé con el pretexto de invitarla a oírlo en mi Walkman. Accedió y nos vimos en una placita, si antes nos íbamos a las plazas y parques. Y empezamos a platicar, me contó que no tenía novio y le gustaban los hombres más maduros. Le mamaba el Ricky Martín y uno de UFF, no imagino su rostro cuando se enteró de que a Ricky Martín era gay. Una paleta de hielo y la acompañé a su casa, era una ciudad pequeña.
Su abuelita le pidió que le trajera pan y leche de la tienda así que fuimos por el, después me invito a pasar para saludar a su abuelita por educación. La señora debería tener unos 70 a 80 años, en silla pues se le dificultaba caminar y no tenía muchos dientes. Eso sí cocinaba muy rico, platicamos de todo un poco y me dijo que sus hijos se fueron a estados unidos y le mandaban con la niña. Pero era muy vaga pues su mamá la dejo por irse con uno de dinero y su papá no sabía quien era. Me pasó a su cuarto a poner el CD y a probarse ropa sobre la ropa.
A pesar de ser una putita seguía siendo niña, si cuarto muy humilde una cama de madera con cobijas de los 70s, un closet antiguo y una mesa de metal de alguna secundaria. Tenía un pequeño estéreo con cd y muchas revistas de chicas, pósters en la pared de cantantes, peluches, y flores de colores. "Tienes muchos novios" bromee mientras sonrojada dijo: "Algo así, me gustan mucho porque mi abuelito nunca me pudo comprar muchos por eso cada vale mucho".
Pasaron más días y mi familia me empezó a hacer broma de que ya tenía novia. Mis padres llamaban por la noche y mis primos bromeaban que ya me iba a queda ahí. Todo era risa hasta que la lleve a una reunión familiar. Un par de tíos y primos estaban muy nerviosos y ella se notaba incómoda. La acompañe a su casa y veía que estaba llorando. No dijo nada.
Dos días pasaron y me hablo que quería platicar conmigo, llegué a su casa y su abuelita me pasó. No escuchaba bien asi que nuestra platica fue privada, comenzó contándome que me había mentido y era el único que la trataba bien sin querer más. Creí que a algún beso o raje, pero no. Me relató que su abuelo al abandonarla su mamá un día borracho llegó con sus amigos y al apostar pues ella era el premio. Al ser muy joven solo hubo besos y roces a sus amigos, tenía 7 años. Tiempo después fue creciendo y volvían, le pagaban a su abuelo y entraban a su cuarto donde ella estaba sentada con su blusa de dormir. Le bajaban la pantaleta y comenzaban a lamer sus pequeños labios los cuales asomaban los signos de la pubertad. La ponían en cuatro y la penetraban con un dedo mientras se masturban. Su busto comenzaba a desarrollarse y sus pezones rosados y marcados eran besados de manera furiosa hasta dejarlos rojos. Al final terminaban en sus nalgas, pecho o cara. Ella se debia de despedir con un beso de los amigos de su abuelo. Con el tiempo le empezaron a regalar detalles.
La abuela nunca supo o si lo hizo prefería callar para evitar una exhibición social. "El tiempo paso y el abuelo murio" relataba entre lágrimas, mientras la escuchaba sorprendido, triste pero raramente excitado por los detalles. Al morir su abuelo uno de sus amigos y cliente frecuente le ofrecio un empleo para ayudar a su abuelita, ella tendría 11. Era de bailar frente a el en su bar y quitarse la ropa, claro en un cuarto oculto. Ella sin otra opción aceptó. "Así que el amigo, Don Chema, nos llevo a mi y a mi abuelita a la ciudad a distraernos y quitar el luto", le compró ropa nueva y sexy pues era una chica "muy bonita y debía vestirse más a la moda" la llevo a maquillarse y un trato de reina. "Esa fue la primera vez que me sentí bien conmigo, me sentia importante y con cariño. Fue en ese momento que me dí cuenta que si me quitaba la ropa me iban a querer y cuidar". Duramos un rato en silencio y yo pensativo, hasta que me dijo que si quería me enseñaba su ropa que usaba. Era aún de día recuerdo bien, en su recamara a tal confesión y la tenía a ella frente a mi de pie, abriendo una blusa de botones rosa y mostrandome su brasiere, para después tomar un puño de ropa.
"Cierra los ojos que es sopresa" unos segundos fueron suficientes para que me dijera "vuelve a abrirlos", ahí estaba frente a mi. Con el cabello recogido con una coleta, una camisa blanca de la secundaria, su falda pero abajo llevaba unos mallones negros y un liguero y unos tacones. Trataba de ser sexy pero sin una guía no sabía vestirse o combinar. Me quedé observandola con cara de estúpido pues mis contactos sexuales previos fueron con unas primas muy de niños de 6 o 7 jugando.
"Que esperas, pon la música" y al ritmo de la parada de tetas empezo a mover la cadera, hoy recordando eso sería un twerking pero a esa edad vivia un sueño, mi pene comenzó a engrosarse como nunca. Ella se desabrocho la camisa y se sentó en mis piernas mientras me tomaba del cuello para acercarme a su busto, me deje llevar y comencé a besar penosamente sus senos pues era virgen. Notó mi nerviosismo e inexperiencia y me dijo "te voy a enseñar lo que se, porque te quiero mucho y para que te acuerdes de mi" su mirada cambió y abrió mi pantalón el cual marcaba el bulto ocasionado por ella. "Pero tu abuelita??!!", "Mi abuelita está en sus horas de la novela, no me molesta cuando entran hombres aquí" que les parece, me iba a coger esa putita en la misma cama donde la penetraron y que tanto semen le derramaron. Con sus manos la tomó y la comenzó a mover entre sus labios como si fuera una paleta, besaba el tronco y lo pasaba una y otra vez hasta que descubrió mi cabeza, y con una lengua juguetona comenzaba a hacer círculos. Extasiado y super sensible a cada roce de su lengua sentia dolor y placer, aquel pene infantil se estaba convirtiendo en uno de hombre, recto, fuerte y duradero. Luego comenzó a jugar con el vello de mis testiculos, lo mordía y estiraba nada más de traviesa. Mientras se golpeaba el rostro con tremenda verga que tenía frente a ella. Para ese momento traía el clítoris bien levantado y los calzones empapados en deseo y lujuria.
"Ven, híncate y deja me acuesto en la cama", dijo. "Te voy a enseñar a como chuparsela a una mujer". Me colocó enfrente de sus piernas, las abrió y se acercó a la orilla de la cama para que pudiera comenzar. Sus labios eran pequeños y se abrieron con la baba que estaba entre ellos, para mostrar a unos internos más oscuros y percudidos, fruto de sus aventuras previas. Sin vello púbico, pero con un clítoris que los dividía como un muro. Acerqué mi cara preguntando que hacer, "lame como estuvieras comiendo una paleta de hielo" así que con una gran lamida separé sus húmedos labios y degusté el sabor ácido de su líqudo junto con los restos líquidos de el ano. Poco a poco chupe, tragué, meti y entrené mi lengua con ella mientras jalaba de mi cabello y cruzaba sus piernas en mi nuca, aprisionando mi nariz a su pubis. En eso senti un pequeño espasmo en las piernas, seguido por más flujo y un poco de orina en mi cara. Mi pene estaba duro como el de un perro y con flujo para lubricar. Procedí a meter los dedos y ella empezó a gemir, sus ojos se tornaban blanco y se retorcia en placer, dejando de respirar y doblandose como si estuviera poseída por algún demonio.
"Levantate y acerca tu pis hacia mi", le daba pena usar malas palabras. Por ordenes de ella comencé tal fuere un martillo a golpear suvclítoris como a un clavo, el sonido hueco de la piel húmeda golpeando y después despegándose hizo que se me pusiera de nuevo duro, más duro que antes. Deseaba con todo el fuego de mis entrañas penetrarla y fue lo que hice, de un golpe seco se la meti hasta los testiculos. Senti que topó con sus intestinos y más profundo lo presioné. Estaba en celo y ella también, me sonrío y me dijo "felicidades, ya eres un hombre" me sentí orgulloso y comencé a penetrarla con tanta furia y vigorocidad que no pudo más su pequeña vagina que la expulsó, seguida por una descarga intensa de orina y espasmos. Creí haberla lastimado y ella se giro, cerró las piernas y frotaba sus labios diciendo que rico, que rico. El rosa de sus labios ahora era rojo, pero la verga es terca y la penetré nuevamente, ella estaba recostada y la giré boca a abajo mientras abria sus piernas y la acercaba al borde de la cama. Lamento no haber tenido un celular o cámara, pues el anillo que se le formo en los labios internos se veía delicioso.
Despertó al animal que desde niño llevaba por la duda de aquel juego sexual en mi niñez y recordaba eso mientras mi pene sacaba aquel flujo blanco que se volvia crema y chicloso. El hedor me intoxicaba la vision y no se cuanto estuve asi que la sacaba y orinaba, y volvía a meter hasta que saltó y se hizo bolita mientras le salía flujo. "Ahora es mi turno" con una mirada de diabla me acostó boca arriba y de un golpe se sentó hasta que tenía toda la carne dentro. Sumida en un estado de trance comenzaba a cabalgarme ya sin ser ella, entregada a las sensaciones que le hacía sentir mi verga que se mantenía erecta, pero esta vez podía sentir como me masajeaba y apretaba aquel dulce y mojado coño. Y de repente, exploté dando un grito pues mis testiculos se comprimieron y arrojaron inmensa cantidad de semen, mi primer orgasmo dentro de una mujer ybse desbordó. Escurrian nuestros flujos y ella sin salirse de mi, con su dedo tomó el nectar de nuestro encuentro y lo lamió por todo su dedo. Luego me dijo "huélelo" mientras hacía eso me lo puso en los labios. Tan dulce sabe esa combinación que incluso hoy en día sigo haciéndolo.
Mi pene empezó a estar flácido y ella lo tomó con una mano y comenzó q golpearlo fuertemente contra mi púbis adolorido hasta que volvió a su forma orgullosa. Me pidió que se lo hiciera una vez más, se colocó en cuatro y cuando la iba a penetrar me dijo "ahí no, arriba. he leído que se siente rico también pero tengo miedo pues todos son muy gruesos, tu eres el primero que no está tan grueso que me pueda lastimar" me ofendí primero pero luego me acordé que se la cogían señores y traileros que pasaban. Y por otra parte cuanta confianza de poder ser el primero. Duramos un rato pero no pudimos dilatarle el ano. Nos quedamos acariciándonos y confesandonos más cosas.
Me relató su primera relación con penetración a cargo de quien fuera el director de su colegio a los 12 años, debido a una huelga de maestros les habían pagado muy bien y una noche en el bar mientras ella bailaba la ritmo de mecano, Don Chema le pidió ir con el director y hacer todo lo que le pidiera. Ya en espacio donde ella se cambiaba que era como un baño camerino, el gordo director la sentó en sobre el wc y obligo a que se lo mamara. Para después abrirla de piernas ahí y desflorarla, entre sangre y semen el se fue y ella se quedó llorando. Le pagaron muy bien pero hasta ese día pudo hacerlo sintiendo amor. No pude más y la abracé junto a mi pecho mientras su mano jugaba con mi flácido amigo. Recostado se bajó y comenzó a chupar mientras me miraba a los ojos. Esta chica no tenía llenadera, yo ya sin semen y ella seguía deseosa de más. Así hincada sobre la cama me montó y mientras la abrazaba, comenzamos a hacerlo lento esta vez mientras mis labios chupaban esos pezones duros como la roca, no sé cuanto estuvimos así, yo ya no tenía energía y sentía como me masajeaba todo el tronco, ella por el contrario seguía lanzando pequeños flujos y sus labios ya eran rojo intenso por la fricción, hasta que terminamos.
Ya era de noche, recogí mi ropa, le pedí su baño y sali a escondidas de su cuarto. Su abuela dormia frente a la tv, así que me limpié los restos cómodamente en el grifo y de paso oriné en el lavabo marcando que era el hombre de esa casa. O eso deseaba creer.
Me despedí de ella con un beso en la mejilla, lo cual se rió y me beso. "Dime París" me dijo, fuí a casa donde creían que había ido a uba fiesta, pero como les valía madre no les importó. Tomé un baño y una buena cena a base de tacos y dormí tan cómodo hasta las tres de la tarde de el día siguiente. "Qué tal la cruda?" preguntó mi tía. Sólo le sonreí. Salí a pasear pues sabía que mi tiempo estaba por irse. Pase a casa de "París" a despedirme y me regaló un colije que aún llevo puesto. Esa noche traté de entrar al bar de Don chema pero no pude, pero de reojo la ví. Bailando sobre una mesa a tres tipos que le colocaban dólares.
Dos días después regresé a mi ciudad, y conté a mis amigos mis aventuras, pero no lo creyeron. Le envié por correo a París un colije con la letra P, pero nunca respondió. Aunque he vuelto varias veces buscándola, no la he encontrado, pero sigo pensando en ella cada noche. Como aquella primera vez que ambos fuimos uno.
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