Mi nieta Lilly
Hola, me llamo Andrés, vivo en la ciudad de Córdoba Veracruz y soy un hombre de 70 años, y no quisiera morir sin contarles esta historia.
Hace aproximadamente 10 años, ya vivía solo, mis hijos ya se habían casado y habían tenido a sus hijos, una de ellos es la protagonista de esta historia, mi pequeña Lilly.
Lilly era morenita, de cabello negro y largo, brilloso, y para sus 13 años tenía un cuerpo como de una joven de 20, caderas amplias (no de gorda), cintura sin un gramo de grasa y unas turgentes y bien formadas nalgas que llamaban la atención de todos los hombres en la calle, las tetas eran pequeñas pero bastante dignas para alguien de su edad.
Con Lilly conviví poco, debido a que sus padres se la llevaron desde pequeña de Veracruz a CDMX, pero lo que recordaba de ella era que siempre fue una niña muy cariñosa y súper lista, algo que daba orgullo a mi fallecida esposa y a mi.
Para ese entonces, mi esposa había muerto y yo me sentía muy solo, mis hijos venían poco a la casa y no se quedaban mucho tiempo.
Fue en esa fecha cuando una desgracia terrible ocurrió, mi hija Arsenia y su esposa "El Muerto" fallecieron en un accidente automovilístico, todo fue repentino, afortunadamente Lilly se salvó y resultó que el único familiar directo que la podía cuidar pues era yo.
Aunque realmente estaba afectado por la muerte de mi hija, no estaba listo para una responsabilidad tan grande como cuidar de una adolescente, era volver a empezar y pese a tener mis ahorros, no tenía tantos medios para hacerme responsable de dicha situación, afortunadamente habían dejado una cuantiosa suma de seguro.
Cuando Lilly llegó a la casa inmediatamente me abrazó estaba realmente afectada por lo de sus padres, por lo que la dejé descansar en la que sería su nueva habitación.
Ya para el mes nos habíamos acoplado perfecto, la llevaba a la escuela, una vecina nos hacía la comida y paseabamos algunas veces por el centro de la ciudad, ya más tarde hacíamos la tarea juntos y esa se había convertido prácticamente en nuestra rutina.
Una noche, escuché ruidos como de llantos o gemidos en la habitación de Lilly, lo que me sorprendió pues ella era muy callada al dormir, así que fui inmediatamente a su habitación y al entrar la encontré con las manos en su conchita, metiéndose los dedos, cuando vio que abrí totalmente la puerta brincó y se tapó totalmente con la cobija...
- Perdón hija, le dije ruborizado
- Ay abuelito, se toca
- Perdón mi amor, pensé que algo ocurría, que te sentías mal o algo...
- Abuelito no te vayas, no quiero estar sola...
- Pero mi amor...mejor duerme, mañana hablaremos de lo ocurrido.
- Hasta mañana Abuelito, perdón.
Les he de mencionar que desde que mi difunta esposa había muerto no había tenido nunca ninguna pareja, y aunque pese a ser un hombre de años, aún respondía bastante bien a la hora del amor.
Al día siguiente, no nos vimos mucho a los ojos, la llevé a la escuela y el día transcurrió normal, ya en la tarde le platiqué que habría cosas en las que tal vez yo no podría orientarla, pero que me tuviera toda la confianza siempre.
- Abuelo, a lo mejor lo escuchas mal, pero siento cosas en mi cuerpo, creo que necesito un novio
- No estás muy chiquita para estar pensando en eso? Te pido por favor que pienses en ello, si tienes novio puedes tener hijos y entonces significaría que yo no te estoy cuidando bien.
- Está bien Abuelito.
Esa misma noche fue cuando mi vida cambió, una bendición que yo no esperaba.
Era la noche y yo estaba a punto de dormir y entró Lilly a mi habitación
- Abuelo, tengo miedo, puedo dormir contigo?
Aunque me incomodó la idea la cama era grande y había bastante espacio.
- Si mi amor, está todo bien?
- Si, sólo tenía una pesadilla.
- Vente.
Se acostó y le di la espalda diciendo que se durmiera, pero yo estaba inquieto, sentía que algo podría ocurrir, Lilly según dormía pero se movía mucho, estaba inquieta, hasta que me acomodó a manera de que ella pudiera acostarse sobre mi pecho.
Lo hice y mi mano sin querer rozó suavemente en su bien formado trasero, a lo que ella segundos después respondió con un intento de rozón sobre mi miembro.
La detuve la mano, pero insistió otra vez y la dejé, mi miembro estaba al mil, no había tenido una erección tan fuerte desde que era joven.
- Abuelito, tu le cuidas siempre y yo te quiero mucho, quiero estar contigo así como en las películas.
- Cómo es eso?
- Así, juntos, hacer el amor contigo
- Pero soy tu abuelo, no podría hacer eso.
- Yo quiero que así sea, quiero que seas el primero.
Escuchar eso de la melodiosa voz de Lilly hizo que perdiera la cordura, más que cuando me lo dijo me masajeaba (Un poco torpemente) el glande con sus dos deditos.
Puse mi mano sobre una de sus duras nalgas y la volteé para quedar totalmente encima de ella, mi sorpresa fue ver que ya no traía sus calzoncitos azules, y su bata de dormir estaba arriba de su abdomen, no traía top ni nada
- Estás segura Lilly de que quiere que esto pase?
- Si Abuelito. Y puso su boca en un tierno beso sobre mis labios, y digo tierno por que ni siquiera abrió la boca, cosa que me causó cierta gracia.
Subí totalmente su bata y lami sus dos pezones, rosas como la más bella de las flores, los lami muy suavemente y empecé a escuchar sus gemiditos, que eran la mejor de las melodías para mi, un viejo que estaba siendo muy feliz probablemente por última vez; toqué lentamente sus labios vaginales y me percaté que ya estaba un poquito húmeda, eso hizo que mi miembro se pusiera duro nuevamente, intenté meter mi dedo pero estaba muy estrecho, lo que me indicó que si la iba a agarrar pura, y yo tenía cierta experiencia, pues las distintas mujeres que tuve en la vida fueron adolescentes a las cuales pude desvirgar, de hecho, la abuela de Lilly tenía 14 años cuando me la robé, y Lilly era idéntica a ella desnuda y hermosa así como la tenía.
Cuando la vi moverse y gemir con lo de mi dedo me imaginé que iba a ser complicado meterlo de un solo intento, así que seguí masajeando su vulva y metiendo poco a poco mi dedo, hasta que pude meter la mitad del mismo, a lo que ella respondió con un gritito y un rasguño en la espalda con sus 2 manitas
- No quiero lastimarte mi amor.
- Me dolió al principio Abuelito, pero quiero que sigas...
- Es más grande lo que te voy a meter
Se incorporó para tomar de nuevo y observar mi pene, cuando ella lo tocaba con sus manos frías y pequeñitas hacia que me pusiera duro en 2 segundos, lo vio y lo besó en la punta.
- Me gusta tu pipí Abuelito.
- A mi me gustas tu preciosa.
La tomé fuerte de su cintura para acostarla, dirigí mi miembro nuevamente a su cuevita, que parecía un perfecto corte se bisturí, con poco vello apenas asomándose, lo acomodé lentamente sobre sus labios, con mis dedos los abrí para que con mi miembro jugara con su pequeño pero endurecido clitoris, ella seguía gimiendo, así que introduje la punta de mi verga sobre la pequeña Lilly.
- Ay, espera.
- Te duele mi amor?
- Si
- Te lo saco?
- Nooo, ahí déjalo, me va a doler más, mejor mételo despacito.
Seguí besando su cuello y masajeando sus pezones, y sirvió, pues se mojó más y por ello mi miembro pudo resbalar a la mitad, ya sin carita de dolor de Lilly, yo no aguanté, al ver que ella soportó lo difícil introduje mi miembro de un sólo golpe, ella respondió con un grito algo fuerte y me volvió a rasguñar la espalda.
Pero se empezó a mover, al ritmo al que yo me movía, nuestros cuerpos de coordinaron y se fundieron en uno sólo, mi Lilly, mi pequeña Lilly se había convertido en mi mujer y yo había sido su primer hombre.
Estaba yo apunto de terminar y le dije
- Me tengo que salir hija
- No pares Abuelito, y me abrazó con piernas, estaba yo en los tramos finales y a punto de eyacular cuando...pude terminar dentro de ella, ella estaba rojita y súper sudada y yo, con el corazón al mil pensando que podría darme un infarto, pues era hipertenso.
Comentarios
Publicar un comentario